Yo canto cuando quiero, de vez en cuando me dan una moneda, hace tiempo que vendí el reloj de mi padre, pa' que lo quería si no tengo prisa. Bailo con mi amiga, mi compañera hasta que se acaba entre mis brazos cogiéndola del cuello, en el suelo la estrello en mil pedazos, (que poco duraron los besos ambarinos).
Cuando ando el mundo se hace ancho, me dan paso, hablan a mis espaldas, ¡soy famoso! , nadie me molesta con pamplinas, si tengo frío, se como calentarme, nada me asusta, nadie robará mi cartera, (no tengo).
Y hoy de pronto vi sus ojos atentos, ¿me cantará una nana como cuando era niño? , pero no, no era ella, a su lado un cuervo ungía mi cabeza, ¡fuera! , ¡fuera! quiero volver al prado, a reposar tranquilo sobre la hierba, bajo los pinos, con los pies descalzos, libre, desnudo, nacer de nuevo de tu vientre, beber de tu pecho, y dormir, dormir para siempre entre tus brazos.
Palabras bien hilvanadas, son hermosas palabras.
ResponderEliminarMuchas gracias Saul, son palabras que salen de muy adentro.
EliminarEllos también han sido niños. Ese es mi pensamiento cada vez que se me parte el alma al ver uno. Muy bueno Tite, me ha llegado hondo. Ya te echaba de menos. Un besote.
ResponderEliminarEs una triste realidad, que no me deja impasible. Un beso.
Eliminarescribes bonito
ResponderEliminarGracias, bienvenida a este pequeño rincón. Te voy leyendo.
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