Hay un barco invisible anclado en un puerto imaginario, hundido en el silencio, las amarras enmarañadas impiden su deriva.
Un viento libera su atadura, y se adentra en la marea buscando el horizonte.La duda le atenaza:
¿Qué habrá al otro lado de la línea?, ¿aguantará su casco la tormenta?, ¿merecerá la pena seguir la tramontana?
Hay un barco invisible en mitad de la nada, dejándose guiar por las estrellas, huyendo del puerto imaginario que solo fue su celda.
Pasará por tormentas y calmas y avistará el horizonte siempre en el horizonte. Nadie dijó que fuera a ser fácil, pero siempre es mejor que anclarse en un puerto imaginario.
ResponderEliminarUn beso Tite. Tu fiel amigo
A veces las amarras son demasiado sólidas, pero las ansias de llegar a mejor puerto lo son más. Un abrazo.
EliminarUn barco está hecho para navegar. Que esté anclado es circunstancial, por lo tanto, prefiero ver a ese barco sorteando los peligros del mar y llegando feliz a puerto. Metáfora de la vida que nos traes en este poema. Un beso, Tite.
ResponderEliminarSi, es preferible dejarse la piel en el intento. Lo vemos a diario. Un beso.
Eliminarme gustan tus preguntas
ResponderEliminarno tengo respuestas
me encanta tu espacio
un abrazo
A veces, aunque solo sea de vez en cuando, de tanto preguntar se encuentra el camino. Un beso.
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