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miércoles, 1 de noviembre de 2017

Uno de noviembre




Hay heridas que se arrastran como las sombras intentando abrazar el cuerpo al que pertenecen.
Hay gritos pidiendo salir de la boca cerrada, de las mandíbulas encajadas mordiendo la lengua.
Pulsos descompasados como una orquesta huérfana, agonizantes en un aire infectado de notas desafinadas.

Camposantos inundados con flores de plástico desde el uno de noviembre, y tumbas que nadie ve porque habitan entre las costillas oprimiendo un corazón atormentado, cosiendo los suspiros a los labios, secando las lágrimas que se niegan a regar las flores artificiales de un jarrón seco.