Me he quedado atorada
en las tierras movedizas de tus ojos,
en la profundidad de tu silencio.
Te miro de soslayo,
buscando el vértice de tu sonrisa,
y en la horizontalidad de tus labios,
solo encuentro mutismo.
Mi cuerpo,
esponja de amor,
se empapa de tristeza
por no escuchar tu risa.
Me he quedado atrapada en tu alma que fue mía,
cómo tuya es mi sangre.
Y espero tu alborada.
Mientras...,
me he quedado contigo,
atorada en tus sombras.