Se fue marchitando la risa, aquella que invadía los rincones, vibrando en el salón, en la cocina , aquella que hasta hace poco, dormitaba encima de los muebles encerrada en un marco. Ahora su sonrisa estática mira desde el recibidor; todo se paró en un segundo, nadie osaba tocar nada, (tenían miedo a ser perseguidos por la mirada inquisitiva, empeñada en momificarlo todo).
Recuerdo como hundiendo la nariz en la almohada llegaba un tic de lo vivido, y como amanecía el almohadón inundado de lágrimas cada mañana..., y aquel día de locura, metiendo en una vieja maleta la ropa del armario, el salir corriendo de casa y entregarla en la iglesia más lejana, sin mirar atrás, queriendo conservar en la memoria y en los almohadones lo que poco a poco se alejaba a pasos agigantados, recuerdo intentar oír su voz, y perderse el sonido entre los ruidos de la calle, (como busqué aquella grabación que siempre me había parecido horrorosa), y escucharla ahora, una y mil veces, (era su voz), me hablaba a través del magnetófono, y yo le contestaba hasta la afonía escupiendo lágrimas envenadas de rabia, ¿a quien podía culpar del destino?.
Y todo esto se antoja un mal sueño, algo que me contaron, que no ocurrió realmente..., el tiempo pasa, y a veces, mientras me peino miro el espejo y los veo ahí observando a través de mis ojos, gesticulando por mí. A veces me parece que no existo que solo soy un pequeño espectador que mira a través de dos ventanas, y estas más de una vez sufren goteras, quizás porque nunca encajaron bien.
Precioso Tite. Emocionado me has dejado. Gracias por lo que me aportas.
ResponderEliminarUn beso
Emocionant, preciós i plé de resignació en acceptar una finestra que mai ha tancat bé...
ResponderEliminarmuy emotivo gracias por compartirlo
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