Caricia en la mirada, deseos en la piel.
Sabor a Coca-Cola en los labios, y un brillo en la pupila recordando mil años atrás.
Ya no somos niños, nuestros cuerpos son más torpes, y tú tienes menos pelo, pero cuando nuestras miradas se emborronan con el vaho de nuestros suspiros, se que en ese momento los años no han pasado. La nata sigue siendo nuestro postre favorito, los cacahuetes pelados para el cine.
Caminamos, damos grandes paseos con el ansia irrefrenable de llenarnos de vida, ansiamos atesorar miradas a otros mundos, mezclarnos en los colores del arco iris.
Si nos hundimos en la rutina, la nuestra se torna aventura.
Montar en el metro, es una odisea, y es que los vagones se empeñan en ir al revés, la luna tarda en maquillarse, y el sol se espabila lamiendo el cuerpo de los bañistas tumbados en la playa.
Procuramos no decir adiós, y nuestras miradas se alejan, intentando revivir en cada paso hacia la realidad, este capricho del destino.
Es muy realista y tan cotidianamente bien relatado, descrito, como va transcurriendo la vida. PERO TU ÚLTIMO PÁRRAFO ES GENIAL. Una de las formas más bonitas que HE VISTO de decir adiós.
ResponderEliminarGracias Griselda. Las despedidas mejor convertirlas en un hasta pronto. Un abrazo amiga.
ResponderEliminarUN placer leerte, entrelazar contigo estas palabras que invitan al paseo, al verano y al optimismo... Llenémonos de vida, sí. Un abrazo agradecido y gracias por llegar hasta mi rincón.
ResponderEliminarTeo
Gracias por tu visita Teo, te invito a pasear por aquí cuando te apetezca, yo también hago ruta por tu blog.Un abrazo.
EliminarHola amiga Tite. Que bonito "Paseos"
ResponderEliminarBesos guapa