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martes, 15 de septiembre de 2015

Loca

“Loca” susurraban a sus espaldas y a más de uno se le escapaba la risa, “loca”, pero ella seguía su camino sin mirarlos, sin inmutarse por sus comentarios.

¿Y que si pensaban que estaba loca? Ella vivía en su mundo y era feliz. Más locos estaban ellos guardando siempre las formas y comportándose con falsa corrección,  ¡Pobres vidas vacías!

Tenía 70 años, su marido había muerto hacía 5 y sus 3 hijos vivían desperdigados por pueblos relativamente cerca de su vivienda. Después de enviudar, Lucía se quedó en su pequeña casa, totalmente pagada y con su modesta pensión vivía sin apuros económicos. Lo peor era la soledad, pero esta la había acompañado gran parte de su existencia, incluso en vida de su marido y cuando sus tres hijos compartían el domicilio familiar.
Y es que la soledad no es solo física, la mayoría de las veces la más angustiosa e invisible es la anímica. 

Sí, pasado los primeros años de matrimonio, esos años en los que la pasión lo invade todo y te torna ciego, la realidad se impuso, la llegada de los hijos, las obligaciones familiares y profesionales, todo eso fue haciendo que ella y su marido se separan gradualmente. Se distanciaron y cada uno ocupo un planeta muy lejano.

 Y ahora la distancia era física, con todos, excepto con aquellos seres del pasado que habitaban en su mente, aquellos con los que hablaba, compartía e incluso a veces discutía y esta relación con los fantasmas que ahora eran esos seres, se trasladó paulatinamente de la intimidad y protección que le proporcionaban las paredes de su casa hasta la calle.
Ahora ya no podía poner freno a esas largas conversaciones y cuando salía de casa andaba murmurando en voz baja, moviendo los labios mientras andaba de un sitio a otro. Por eso la llamaban loca, porque decían que hablaba sola, y es que había pasado demasiados años callada, contenida, guardando las formas y todo ese cumulo de sentimientos, todas esas emociones, todo el amor, toda la rabia, todo el desamor y las quejas no expresadas habían reventado como un volcán y ya eran incontrolables. Pero esta situación le hacía sentirse bien, libre, viva, ¿entonces qué era lo que tanto molestaba a los demás?, ¿sería quizás la imposibilidad de liberarse ellos también? 

Un día, en el comedor de su casa, estaba como siempre con sus recuerdos, con aquellos a los que no había podido decir lo que sentía en vida, discutía, gesticulaba y gritaba a pleno pulmón, sintiéndose más viva que nunca.
Un vecino llamo a uno de sus hijos y este acudió alarmado a ver a su madre. Al llegar ella ya estaba calmada, pero sus ojos estaban rojos e hinchados a causa de las lágrimas, el hijo le pregunto qué le pasaba, si se encontraba bien y ella le respondió:
-Por fin, después de tantos años, he podido decirle a mi madre lo que pensaba de ella, hemos discutido acaloradamente y después la he perdonado. Al terminar, nos hemos abrazado y me ha besado como cuando yo era niña.- y el hijo horrorizado, llamó a una ambulancia: "Posible brote psicótico", dijeron, y se la llevaron a una residencia.

Resulta curiosa  la forma de solucionar problemas, curiosa y cómoda para los familiares. Sí, era más práctico y rápido esto que perder el tiempo escuchando lo que tenía que decir. Pero como ella había aprendido desde hacía mucho a comunicarse desde un mundo invisible para los “cuerdos”, no se sintió demasiado afectada. De hecho en la residencia conoció a personas que , al igual que ella ,se habían liberado y reían, lloraban o cantaban sin vergüenza. 

A veces, para sorpresa de los cuidadores se abrazaban entre ellos, se acariciaban las caras ya arrugadas y los cabellos canos  y se dispensaban elogios y palabras de amor.

"Pobres, a lo que han llegado",  comentaban los trabajadores de la residencia. Y los locos,los miraban a veces con superioridad, otras con pena e incluso ternura. Porque para ellos, los auténticos dementes eran los demás.

10 comentarios:

  1. Escalofriante relato que nos conduce por esos caminos insondables de la mente humana:esquizofrenia , psicosis, demencia senil? o acaso se trata de algo que somos incapaces de describir..."la enfermedad de los Dioses" como la llamaban los antiguos.

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    1. Gracias por tu comentario.
      Incomprensibles pueden resultar las actitudes que se saltan las normas establecidas,¿Locura o cansancio de tanta cordura y tanta lucha? ¿quién puede saberlo? La mente es un mundo en el que solo puede habitar un mismo individuo!!

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  2. Yo ya había tenido la suerte de escucharlo de tu voz. me parece genial no dejes de escribir un besote

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  3. Gracias por escucharme, leerme y ayudarme en esta andadura. Besos.

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  4. Mira tú que las frases más tópicas no dejan de tener sentido: "Nunca llegas a conocer a una persona". Cuando he recibido, esta mañana, el enlace a tu blog, se me ha venido a la mente la imagen que... tenía de ti: incisiva, irónica, dinámica, divertida,...peleadora. Y me he encontrado con este otro "contigo". Y esto está bien, porque nadie es -está claro- solamente lo que muestra en un lugar y en un tiempo determinados. Así que hoy he de empezar a re-conocerte. Y esto también está bien, pero que muy bien. Un abrazo, Compañera.

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  5. Bien! tenían que salir los refranes a relucir, permiteme que mencione un par:
    El habito no hace al monje o La música va por dentro,así pues dejemosla sonar, que salgan sus notas en tropel y anarquicas y que
    cada cual las ordene a su antojo.
    Gracías por estar.
    Un abrazo compañerito!!

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  6. El món del seny, quin món més desconegut. A voltes he escoltat dir: ha perdut el senderi. Qui es capaç de saber el recorregut entre el seny i la pèrdua de senderi? Qui està prou lùcid per calibrar, per judicar o per sentenciar? Davant aquest dilema només cal, respectar, acollir i estimar.
    Endavant Tite i gràcies.

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