Buscar este blog

sábado, 10 de octubre de 2015

Por no hablar

Se fue de madrugada, antes de despuntar el sol, cuando la luna aun entreteje gotas de rocio, con la incerteza de un futuro por llegar y el conocimiento de un pasado que no volvería.

Su mente, le dictaba la búsqueda de respuestas a sentimientos enterrados hacia mucho bajo su piel,pero su cuerpo se mostraba perezoso.

Que curioso -pensó-¿como pueden luchar dos partes de mi mismo?
-¡Sera que después de tantos años de rutina,  la energía no gastada en vivir, me empuja ahora?

En realidad le apremiaban los recuerdos, se había quedado a medias en un capitulo de su vida, un tiempo agridulce, de amor y decepción, cuyo final siempre le planteo dudas, por eso después de tantos años tenia el deber consigo mismo de resolverlo.

Hacia mucho que su hermano Carlos y él no se hablaban, se habían enemistado al enamorarse de la misma chica, ambos se distanciaron y nunca mas volvieron a saber el uno del otro. Ahora su instinto le dictaba regresar a su lado.

Conducía sin prisa, saboreando cada momento, respirando profundamente la humedad de la noche, que penetraba impetuosa por la ventanilla de su furgoneta, parando cuando lo creía necesario para estirar las piernas, prolongando así un poco mas el tiempo antes de llegar a su destino.

La suya era una visita no anunciada, a cada kilómetro recorrido le asaltaban las dudas, en varias ocasiones, estuvo a punto de dar media vuelta y volver a su casa.

¿Que encontraría al llegar?, ¿seria bien recibido o le cerrarían la puerta sin miramientos?.

Faltaban pocos kilómetros, a penas cinco, paro de nuevo. A su derecha se extendía un campo de girasoles, el amarillo y el verde componían un armónico tapiz.

Dejó volar su imaginación y ante él, apareció la causa de su desdicha, Mª Rosa, con su larga cabellera del color de la tierra desparramándose sobre sus hombros. Estaba allí, deshojando un girasol, y él miraba estático, medio escondido tras un árbol, a punto de sorprenderla con un ramillete de violetas salvajes recién cogidas.

Ella le había jurado amor eterno, y él. pobre ingenuo, la había creído.

Oyó sus risas y al acercarse mas vio como otro la abrazaba, sintió la sangre agolparse en su cabeza, apretó los dientes, los puños y cuando a pasos apresurados se dirigía hacia ellos, vio a Carlos, este le miró interrogante, y al llegar a casa estalló la tormenta. Treinta años hacia de esto, amor y desamor de juventud.

Se puso nuevamente en marcha, ya divisaba la casa de su hermano, el corazón le latía con fuerza, sintió frío, calor, aun tuvo que parar una vez mas para serenarse.

¿Estaba preparado para el reencuentro con Carlos?, y Mª Rosa, ¿estaría muy cambiada?.

Se miró en el espejo de la furgoneta, se peinó con los dedos, tomó aire y aparcó en la misma puerta de la casa.

Antes de que tuviera tiempo de llamar al timbre, oyó pasos, ahora si, los latidos de su corazón se acrecentaron, sintió deseos de salir corriendo, pero sus pies no se movieron

El tirador de la puerta giró, y esta empezó a abrirse. Sus ojos grises ocultos tras las gafas, tropezaron con otros casi idénticos, los de Carlos. No hablaron ni se saludaron, las palabras ahora eran inútiles, solo sus miradas, sus lagrimas, sus brazos y la unión de dos hermanos.

El abrazo fue largo, dulce como el de una madre, indescriptible.

Cuando por fin se separaron, el se fijó en el atuendo de Carlos, todo de negro, y en su cuello una tira blanca, era...sacerdote.

La perplejidad acudió a su cara, la risa salió disparada de su garganta igual que sus lagrimas. Su hermano en calidad de párroco, intentó guardar las formas, pero la risa le ganó, y los dos volvieron a abrazarse, su risa convulsiva los hizo retorcerse, llorar, y terminar sentados en los escalones del porche,él como pudo preguntó:

-¿ Y Mª Rosa ?

Carlos casi sin respiración, le contestó:

-¿ Te acuerdas del circo que venia cada dos años al pueblo ?

- Si, - contestó él-

- Se fugó con el contorsionista.

- ¡ No puede ser , no puede ser !

Se miraron a los ojos, ya no sabían si reír de alegría o de pena, treinta años, por no hablar.
Y se abrazaron nuevamente.




No hay comentarios:

Publicar un comentario