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sábado, 31 de octubre de 2015

Soplo de vida

En un mundo donde el aire es tan tóxico que hace enfermar a la gente, un poco de aire puro es algo muy valioso .
Por eso debían mantenerla en secreto, lejos de miradas indiscretas, a salvo . Ella se había convertido en lo mas importante del mundo, buena para  todos excepto para si misma, su don, su misterioso poder era un arma de doble filo, su vida podía ser como hasta ahora, pero si alguien influyente se enteraba de su existencia , estaba claro que pasaría a ser una cobaya humana y su vida se convertiría en un infierno . Ella estaba dispuesta a ayudar a toda la humanidad si era preciso, pero no a tan alto precio .

Le angustiaba la caríta de los bebes , roja a consecuencia de los esfuerzos que realizaban por llenar de aire sus pequeños pulmones y la mirada de sufrimiento de sus madres, que impotentes veían en muchas ocasiones como estos desfallecían en sus brazos, la gran mayoría no llegarían a cumplir el mes de vida, otros ni tan siquiera superaban la primera hora. La tasa de mortalidad era muy alta y las malformaciones y discapacidades a todos los niveles también, tanto que en todos los países se había instaurado una eutanasia selectiva, no podían permitir que en un mundo donde la fertilidad iba decreciendo a pasos agigantados los pocos que subsistiesen tuvieran tan grandes deformidades, por otra parte no contaban con suficientes recursos para atenderlos.

Irina, Robert y John, caminaban entre la gente que ocupaban los pasillos del metro, estaban acostumbrados a ver los ojos tristes y las frentes arrugadas por la preocupación, hacia ya mucho que todo el mundo se había olvidado de sonreír.

Maria Caminaba entre sus amigos, esforzándose a cada paso en mirar al suelo y no directamente a nadie a los ojos, le costaba mucho, pero sus amigos insistían una y otra vez qué era lo mejor, tenían que atravesar toda la ciudad y no disponían de coche propio, así pues se veían obligados a utilizar primero el metro y después el tren de cercanías, tenían prisa por llegar a casa de Anna, la mujer de Robert ,esta había tenido un bebe, una niña y en contra de todo pronóstico ya había cumplido su segundo mes.María hizo todo lo posible por acompañarla a lo largo de su embarazo, también durante el parto y sus primeros días de vida, pero después hubo de trasladarse a otra ciudad, algunos vecinos curiosos y otros envidiosos empezaban a cuchichear, se preguntaban cómo era posible que esa niña recién nacida tuviera la carita tan sonrosada y superase un día tras otro sin tener que acudir urgente al hospital para que le suministraran oxígeno, algo bastante habitual tanto en los lactantes como en los adultos.

Ahora Loida la hija de Anna y Robert necesitaba de la presencia de María, tenía una tos preocupante y llevaba unos días durmiendo más de la cuenta, los médicos ya habían hecho todo lo posible, es decir administrar algunos antibióticos y un poco de oxígeno, lo suficiente para devolver el color a su carita, ahora ya no podían hacer más y debían volver con Loida a casa, su vida dependía del poder de adaptación al medio ambiente, por eso era vital que María llegara cuanto antes.

Mientras los vagones se desplazaban de una estación a otra, personas de distintas razas entraban y salían, todas tenían esa cara de tristeza y ese color grisáceo en la piel. Algunos se giraban hacia una mujer que sentada miraba preocupada a su pequeña hija, una niña de unos tres meses, parecía normal, aunque de vez en cuando se veía como su pequeño pecho se agitaba como queriendo con ese esfuerzo coger más oxígeno del enrarecido ambiente, todos, hombres y mujeres al pasar por su lado le dedicaban una mirada, algunos con un esfuerzo intentaban esbozar una sonrisa como para dar ánimos a esa madre y desear salud a aquel pequeño ser.

El metro se paró en una estación ,los cuatro amigos se disponían a bajar y al pasar al lado de la mujer, al bebé se le cayó un patuco rosa justo a los pies de María , ella se agachó a recogerlo y al ir a entregárselo a la madre, vio la carita de la niña, sin pensárselo, le acarició la frente y disimuladamente soplo suavemente, al instante la niña abrió los ojos y aspiró profundamente, sus mejillas antes sin brillo, se tornaron rosadas, la madre, dedicó a María una mirada sorprendida e interrogante, agradecida se disponía a cogerle la mano , cuando John le tiró de un brazo y le dijo con premura,- va, date prisa hemos de bajar aquí, esta es nuestra parada- y sin esperar respuesta, la arrastró fuera del vagón .Las puertas se cerraron y al volver la cabeza, vieron como varias personas habían intentado salir tras ellos, pero afortunadamente el convoy ya estaba en movimiento.Las caras de los pasajeros pegados literalmente al cristal de las ventanillas lo decían todo, no apartaban sus ojos de María y hablaban entre ellos, todos habían sentido ese soplo de aire , ese rayo de vida les había inundado, sus caras y el brillo de sus ojos hablaban por si mismos, una esperanza nueva había nacido en aquel vagón

Los cuatro amigos salieron a buen paso del metro y se encaminaron hacia la estación de cercanías.
En el camino le recordaron a María que aquello podía costarle la vida.Ella intentó disculparse e igual que en otras ocasiones les recordó que la vida tiene sus riesgos y vivir con miedo no es una opción .

-Te entiendo perfectamente-replicó Irina- ¿acaso crees que nosotros no tenemos sentimientos?, hemos perdido familia y amigos en este camino,no soportaríamos perderte también a ti.

-¿Visteis a esa niña?-preguntó María-sabía que le quedaban pocas horas, sus labios empezaban a estar azules, de hecho no sé como ha podido vivir tantos meses.No podía quedarme impasible, tenía que hacer algo, ahora sé que su vida sera larga,lo supe en cuanto abrió los ojos y vi su brillo intenso,ella se salvara y necesitamos que se salven muchos otros,si no este planeta se convertirá en una selva y la raza humana se extinguirá.

-De acuerdo -contestó John -pero no puedes exponerte así, si el convoy no hubiera estado en movimiento esa gente podrían haberte despedazado, la necesidad convierte a las personas en irracionales. Por favor María cuenta con nosotros, puedes salvar muchas vidas, pero es imprescindible que cuides de la tuya.

-María...-empezó a decir Robert- pero su voz se quebró y sus ojos no pudieron seguir reteniendo las lágrimas.(ella le acaricio la cara).

-Lo sé Robert, lo sé, seré prudente por Loida ¡perdóname Robert! todo irá bien, te lo prometo.

Algo más calmados llegaron a la estación, durante el trayecto permanecieron callados, cada uno con sus pensamientos , que no dejaban de ser el mismo, vivir.

Anna mecía suavemente a Loida en sus brazos, la niña no tenía fuerzas para mamar, su boquita se abría como la de los peces fuera del agua y su piel perdía color con cada minuto que pasaba.

Entretuvo su mente pensando en su padre, en aquellos días de playa de su niñez, cuando el aire aún era limpio y jugaban revolcándose en la arena.

-Papá-dijo para sí- ayuda a mi hija estés donde estés, protégela como hiciste conmigo, papá, te quiero.

Anna se sobresaltó, giró la cabeza hacia la puerta de entrada, allí estaban sus amigos. Robert la abrazó y besó tiernamente ,ella sonrió y exhaló un suspiro y de sus ojos empezaron a brotar lágrimas de agradecimiento mientras le tendía su hija a María, esta miró a la niña y besó su frente, empezó a soplar suavemente en su cara y Loida se agitó entre sus brazos, al momento rompió a llorar, tenía hambre,su madre empezó a amamantarla.

Cuanto amor, que paz se respiraba en aquel hogar, si, allí se respiraba, fuera el aire era espeso y sucio.

María miró por la ventana, la ciudad seguía en movimiento, la gente abajo parecían hormigas, los coches iban y venían tirando chorros de humo, ¿ y aún había quien se sorprendía del color gris plomizo del cielo? ¿Es que estaban todos ciegos? ¿que les cegaba?,quizás el poder , la avaricia ,por todo esto no respetaban la naturaleza y se la habían cargado poco a poco, hasta llegar a este momento convirtiendo un planeta azul en tóxico e irrespirable.

María sintió que le faltaba el aire,agitada y sudorosa se asfixiaba, un grito se ahogó en su garganta , se incorporó de un salto de la cama, su marido entreabrió los ojos.
-¿Estas bien? -le preguntó-.
-Si, no es nada, vuelve a dormir.
Se levantó sin hacer ruido, sigilosamente abrió la puerta de la habitación de su hija, dormía tranquilamente, se acercó y la besó cuidando de no despertarla, ya iba a salir cuando dio media vuelta, regresó al lado de su hija y sopló dulcemente sobre su cabeza, miró hacia la pared y una sonrisa se dibujó en sus labios, el retrato de su padre parecía observar a madre e hija, parecía cuidar de ellas. En voz sumamente baja dijo:
-Te quiero,papá.

Fue a la cocina , se hizo una infusión y se sentó cerca de la ventana, miró hacia afuera , el día empezaba a clarear, había dormido pocas horas, pero se sentía llena de vitalidad, todo le parecía maravilloso, las plantas de su balcón, el canto de los pájaros, aquella infusión que se estaba tomando, todo era mágico y sobre todo, era...real.
-Se lavó la cara y al mirarse en el espejo se descubrió a si misma sonriendo, qué sueño más agónico había tenido, que sufrimiento y que real parecía todo. Y ahora, que feliz se sentía de que solo hubiera sido un sueño.













4 comentarios:

  1. un poco apocalíptico,solo de leerlo me faltaba el aire,eso quiere decir que engancha desde la primera palabra porque cuando lees algo y lo sientes es porque el autor sentía cada palabra,te felicito eres unica.

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  2. Maria tiene ti mismo corazón. Y en cuestión al cuento, ni vas mal encaminada, como sigamos así nos costará respirar y otras muchas cosas más. Un beso Tite. No lo tenía leído y me ha encantado guapa.

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  3. Maria tiene ti mismo corazón. Y en cuestión al cuento, ni vas mal encaminada, como sigamos así nos costará respirar y otras muchas cosas más. Un beso Tite. No lo tenía leído y me ha encantado guapa.

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