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sábado, 30 de enero de 2016

Cruce de caminos

El rodar del autocar por la autopista le resultaba tedioso, igual que la película que reproducía el D.V.D., cuya pantalla miraba de forma automática, ´( la tenía delante ), ¿ que podía hacer ?, intentaba distraer su mente mirando el paisaje medio desértico y achicharrado por el sol de julio, las lineas de separación de los carriles de la carretera, parecían juntarse en una sola línea continua, en cuyo final imaginaba una flecha, y allí en medio de un círculo sobre una plataforma revestida de terciopelo rojo, a más de un metro del suelo, su premio, él.

Tras horas que se le antojaron eternas, con el estómago revuelto por el cansancio y la ansiedad, llegó a su destino.

Sí, allí estaba esperándola, con sus ojos pardos brillando de la emoción y una sonrisa estrenada y dibujada solo para ella.

Durante varias semanas se fundieron en abrazos infinitos, mezclando palabras con suspiros, poblando de risas la triste habitación donde vivían, dando luz a sus paredes con el brillo de sus ojos al mirarse, dejando impronta de sus seres y su historia en la cama chirriante, que seguro sabía de muchas otras, pero esta, la suya, estaba empezando.
Noches seguidas de un buenos días, y una caricia por desayuno, con los ojos llenos de ellos mismos, paseando de la mano por el parque y las calles, los sueños a dos bandas, y un bocadillo a medias,
( eran jóvenes ), y anduvieron juntos hasta llegar a un cruce de caminos, allí con la misma alegría que en el primer encuentro, sin lágrimas, ni prisas se despidieron.

Los años los maduró por separado, las canas y experiencias los cubrió casi con un manto de olvido, pero el cordón que los unió un día siguió inalterable, juntándolos de nuevo, y al mirarse a los ojos, cogiéndose las manos, y fundiendo sus almas, los labios entreabiertos suspiraron:
Tus hijos podrían haber sido nuestros hijos, mi casa podría haber sido nuestra casa. - ¿ Existe el destino ?, - yo, no sé la respuesta -, ¿ y, tu ? , solo sé que entre los dos se abrió un océano, sin un adios pautado, con un beso y un abrazo que se prolongó casi eterno en el tiempo y el recuerdo, mientras el silencio y la distancia, hizo que tu casa solo fuera tu casa, y mis hijos solo mios, pero la soledad, si, esa... fue de ambos.



5 comentarios:

  1. Que bonito relato Tite, algo melancólico pero a la vez tan tremendamente real, puede suceder en cualquier esquina, un encuentro o un desencuentro como la vida misma. Besitos

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  2. Si, como la vida misma, porque no existe novela mas extraordinaria. Gracias por visitar este pequeño rincón.Besos.

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  3. Muy bueno Tite. Yo me paso por tu rincón tomando apuntes. Un beso

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  4. Muy bueno Tite. Yo me paso por tu rincón tomando apuntes. Un beso

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    Respuestas
    1. Gracias!, me encantan tus visitas, pero solo soy una aficionada que expresa muy humildemente sus sentimientos.
      Hay miles de escritores de los que si podrias tomar apuntes. Un beso.

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